Saber vivir
también es
saber morir un poco.
Gracias México
Gracias México
nunca me hiciste sentir extranjero
en tus entrañas encontré las mías
y en uno más de tus contrastes
me hiciste vivir matándome primero.
Ahora, más vivo que nunca
te dejo un tiempo;
nos vendrá bien mirarnos desde lejos
y soñar con el reencuentro.
Gracias México
por cada uno de tus días
por regalarme otros atardeceres
enseñarme a olvidar
y obligarme a querer.
Gracias México
por todo lo que me das
aunque a veces
no es lo que pido
siempre es de más.
Gracias México
a la vuelta del otoño
en su esquina, el día de muertos
me tendrás.
Galeana Sur
El sol va ganando terreno,
mientras se quema
una barrita de incienso,
arde el silencio.
Un americano con canela,
un libro de relatos de Bukowski,
ya es día de muertos en Aguascalientes,
y entre esta calma y tanta espera
relajo los dientes y me dejo seducir
por lugares como este.
Imperfecciones
Las imperfecciones del arte,
el instante preciso, el relance.
Los lances de la vida
sucediéndose con prisa en el asfalto
sólo los cura el poema y su sosiego,
el humo azul de un cigarrillo
mezclado con el polvo amarillo del albero.
La vida real vestida de luces
bailando un baile sin nombre
con las sombras
de la suerte
a las puertas
de la fiesta
de la muerte.
México
Dejar México
fue más duro que dejar de fumar,
y yo dejé de fumar.
Dejar México
fue más duro que dejar de beber,
y yo paso largas temporadas sin beber.
Dejar México fue, de largo, más duro que dejar un amor
y yo dije más de una vez no.
Dejar México mata.
Lo malo de morir así
es tener que seguir viviendo.
Fuego en la noche
En el silencio suelen estar
todas las respuestas.
Y no hay silencio más sabio
que el de la noche,
ni noche más oscura
que la de aquellos
que se niegan a escucharla.
En la oscuridad
suelen hacerse
todas las preguntas.
La respuestas llegan
como toda luz
generando sombras.
Siempre fue así;
la única fuente de luz
que no genera sombras
quema.
Dos más en la ciudad
Ciudad de México,
la vida y la muerte
son dos más en la ciudad;
cada mañana se encuentran
desnudas y sin maquillar.
Volver, volver, volver
En México hay un lugar
que sabe más de mí
que el lugar donde nací.
Un lugar que extraño como se extrañan
los amantes que no saben partir.
Un lugar que me enseñó a olvidar
y me obligó a creer.
Tierra de agua y sangre calientes,
gente buena, buena gente.
Ya es otoño.
Extraño otoño, tal vez el último.
Sueño que no lo es
y mis pies te pisan descalzos.
Sueño reflejado en mis pupilas un atardecer hidrocálido.
Sueño que vuelvo y revuelvo,
sueño dormido y fantaseo despierto
con vivirte todos los otoños que quepan dentro.
Donde yace lo nuestro
Todas las tumbas huelen a muerte
pero allí donde yace lo nuestro
huele a papel y a libro viejo.
A tierra mojada, a fruta prohibida
podrida, y a yerro.
Todas las tumbas huelen a muerte
pero allí donde yace lo nuestro
huele a sábanas manchadas
de pasado, sudor y lágrimas;
fragancia de las cosas bien enterradas.
Al otro lado del río,
donde yace lo nuestro,
amor y odio descansan
bajo una gran piedra de olvido.
Lindo y querido
Casi veinte años después
de naufragar en el norte
lo dejé escapar en el centro.
No necesité viajar al sur
para tener mi propio altar
el Día de Muertos.