viernes, 1 de noviembre de 2024

Poemas para un Día de Muertos...y algo más.

 




                                                      Saber vivir

                                                      también es

                                                      saber morir un poco.



Gracias México


Gracias México

nunca me hiciste sentir extranjero

en tus entrañas encontré las mías

y en uno más de tus contrastes

me hiciste vivir matándome primero.


Ahora, más vivo que nunca

te dejo un tiempo;

nos vendrá bien mirarnos desde lejos

y soñar con el reencuentro.


Gracias México

por cada uno de tus días

por regalarme otros atardeceres

enseñarme a olvidar

y obligarme a querer.


Gracias México

por todo lo que me das

aunque a veces

no es lo que pido

siempre es de más.


Gracias México

a la vuelta del otoño

en su esquina, el día de muertos

me tendrás.


Galeana Sur


El sol va ganando terreno,

mientras se quema

una barrita de incienso,

arde el silencio.


Un americano con canela,

un libro de relatos de Bukowski,

ya es día de muertos en Aguascalientes,

y entre esta calma y tanta espera

relajo los dientes y me dejo seducir

por lugares como este.



Imperfecciones


Las imperfecciones del arte,

el instante preciso, el relance.

Los lances de la vida

sucediéndose con prisa en el asfalto

sólo los cura el poema y su sosiego,

el humo azul de un cigarrillo

mezclado con el polvo amarillo del albero.

La vida real vestida de luces

bailando un baile sin nombre

con las sombras

            de la suerte

                        a las puertas

                                    de la fiesta

                                                 de la muerte.



México


Dejar México

fue más duro que dejar de fumar,

y yo dejé de fumar.

Dejar México

fue más duro que dejar de beber,

y yo paso largas temporadas sin beber.

Dejar México fue, de largo, más duro que dejar un amor

y yo dije más de una vez no.

Dejar México mata.

Lo malo de morir así

es tener que seguir viviendo.


Fuego en la noche


En el silencio suelen estar

todas las respuestas.

Y no hay silencio más sabio

que el de la noche,

ni noche más oscura

que la de aquellos

que se niegan a escucharla.


En la oscuridad

suelen hacerse

todas las preguntas.

La respuestas llegan

como toda luz

generando sombras.


Siempre fue así;

la única fuente de luz

que no genera sombras

quema.


Dos más en la ciudad


Ciudad de México,

la vida y la muerte

son dos más en la ciudad;

cada mañana se encuentran

desnudas y sin maquillar.



Volver, volver, volver


En México hay un lugar

que sabe más de mí

que el lugar donde nací.


Un lugar que extraño como se extrañan

los amantes que no saben partir.


Un lugar que me enseñó a olvidar

y me obligó a creer.

Tierra de agua y sangre calientes,

gente buena, buena gente.


Ya es otoño.

Extraño otoño, tal vez el último.

Sueño que no lo es

y mis pies te pisan descalzos.

Sueño reflejado en mis pupilas un atardecer hidrocálido.

Sueño que vuelvo y revuelvo,

sueño dormido y fantaseo despierto

con vivirte todos los otoños que quepan dentro.


Donde yace lo nuestro


Todas las tumbas huelen a muerte

pero allí donde yace lo nuestro

huele a papel y a libro viejo.

A tierra mojada, a fruta prohibida

podrida, y a yerro.


Todas las tumbas huelen a muerte

pero allí donde yace lo nuestro

huele a sábanas manchadas

de pasado, sudor y lágrimas;

fragancia de las cosas bien enterradas.


Al otro lado del río,

donde yace lo nuestro,

amor y odio descansan

bajo una gran piedra de olvido. 



Lindo y querido


Casi veinte años después

de naufragar en el norte

lo dejé escapar en el centro.

No necesité viajar al sur

para tener mi propio altar

el Día de Muertos.








...porque también soy eso,
la ebriedad del que piensa a diario en la muerte,
del que sigue adelante consciente 
de que sólo estilo y aguante permanecen. 

Porque también soy eso,
un soñador escéptico, 
un escritor sin memoria,
un poeta roto y ebrio.

Todo eso y menos,
además de Nadie
soy un torero
demasiado tiempo ya
alejado de los ruedos. 



Fotos y texto: Lorite Serrano.