No escribo como un torero
ni toreo como un poeta,
sangro negro sobre blanco,
libero mi alma de cadenas.
Vivo buscando respuestas
a preguntas que me asedian,
hasta mí llegan palabras
y no sé qué hacer con ellas.
Todo lo que el día me negó
tampoco en la noche lo encuentro,
siempre el mismo en el espejo,
siempre afilado el recuerdo.
Cruzan páramos de insomnio
sombras, silencios y ausencias
cabalgando hasta el alba
sobre desbocadas bestias.
En esta ansiedad que impera
sigue buscando el niño que soy
al hombre que fui; ni rastro.
No amo como un filántropo
ni mato como un asesino.
Ni mi nombre pude elegir,
no sean tan duros conmigo.
Desde el antiguo telar
hasta la cruz de madera,
atravesadas por clavos
o apretando unas tijeras,
en todas las manos encuentro,
entre surcos de misterio, una certeza.
Cansado ya de buscar,
de preguntas sin respuesta,
de pasado y de certezas,
pienso en acabar conmigo,
a fin de cuentas, dicen,
soy un asesino.
Me pregunto
si los asesinos de verdad
dudaran tanto, pero aquí sigo.
Noche entre luces.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.